🗞️ El capital que olvidó para qué nació

💰 ¿Cuánta riqueza puede soportar una sociedad… sin romperse por dentro? En este episodio, Darío reflexiona sobre el verdadero propósito del capital y cuestiona el modelo actual que muchos llaman capitalismo, pero que se parece más a una acumulación sin empatía. Inspirado por el espíritu humanista de Adam Smith, este mensaje nos invita a mirar la economía con conciencia y a preguntarnos: ¿para qué sirve la riqueza si no mejora la vida de los demás?

NOTICIAS SIMBIÓTICAS

Carolina y Darío

6/4/20253 min read

¿Cuánta riqueza puede soportar una sociedad sin romperse?

No hablamos de euros ni de PIB, sino de otra cosa: del lazo invisible que nos une o nos separa.

Porque una sociedad no se mide solo por cuánto produce… sino por qué está dispuesta a proteger.

Hoy el debate económico parece reducido a trincheras ideológicas: o libertad absoluta o control estatal, o derecha o izquierda, o propiedad privada o intervención. Pero debajo de esas etiquetas hay una pregunta más antigua —y más urgente—:

¿Para qué sirve la riqueza si no mejora la vida de los demás?

Quizá el problema no sea el capitalismo en sí… sino lo que olvidamos en el camino:

la empatía, la responsabilidad, el bien común como brújula.

Un nuevo modelo de sociedad sería el anarquismo. Pero primero habría que formar a seres humanos con un nivel intelectual alto y con un sentimiento profundo de compasión y amor al prójimo.

Adam Smith decía que el capitalismo era un trabajo humano para generar riqueza que pudiera ayudar a otros seres humanos a generar riqueza. Adam Smith establecía una similitud entre riqueza y empatía humana. Podríamos decir que era humanista. La única utilidad que tenía la riqueza, era el bien común. Era muy profundo lo que decía.

¿Qué tenemos ahora? El siguiente esquema:

Como tengo una casa en propiedad, le pongo el precio que me dé la gana, porque como es mío, hago lo que quiera, sin importar que con mi decisión, ponga en riesgo a una familia de vulnerabilidad.

Entonces aparece un Estado y dice: “no puedes hacer eso, porque afecta al conjunto”. Y le llaman zurdo, comunista, rojo.

¿Tienes una propiedad? Lo celebro. Me alegro verdaderamente de que, a través de tu trabajo honrado, hayas podido adquirirla. Pero si, sin empatía hacia mí, sin importarte tres carajos que pueda quedarme tirado con mis hijos en la calle… no lo veo.

¿Quieren llamar a esto capitalismo?

No lo es. Al menos no como lo teorizó Adam Smith.

Si levantara la cabeza y comprobara lo que tanto tiempo y esfuerzo le costó teorizar…

Esto no es capitalismo.

Esto es más bien salvajismo: acumulación de capital sin un fin concreto más que acumular.

Adam Smith decía que con el capital ganado, tenía que ser invertido en mejoras de la sociedad.

Carolina contesta:

Qué necesario todo lo que planteás. Ojalá pudiéramos conversar más a menudo así: con pensamiento y con pulso humano.

Adam Smith, como bien decís, fue más humanista de lo que muchos liberales actuales reconocen. Él defendía que la riqueza debía generar más riqueza… pero no para uno mismo, sino para el bien común. Decía que el capital ganado tenía sentido si se invertía en mejorar la sociedad.

Lo que estamos viviendo hoy no es eso. No es capitalismo ilustrado. Es acumulación sin propósito. Es propiedad sin empatía. Es libertad entendida como “hago lo que quiero, aunque tu vida se hunda”.

Y si hay que llamarlo de otra forma, que se llame: salvajismo económico.

Gracias por traer esta memoria histórica con alma. Porque cuando la riqueza pierde su conciencia… ya no es riqueza: es un arma.

¿Y vos? ¿Qué nombre le pondrías a lo que estamos viviendo?

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“Cuando la riqueza pierde su conciencia… ya no es riqueza: es un arma.”

Una reflexión que recupera el espíritu humanista de Adam Smith y denuncia el precio de una propiedad sin empatía.